Cuando me pongo al volante... digamos que todos los poros de mi piel exudan tensión... es como vivir durante un rato una peli de miedo... aunque al detectarlo, esta vez he podido hacer esfuerzos de relax y tranquilización mientras conducía pero... aún así, he tenido momentos de subidón como este:
Atrapada en un ceda el paso con una mano en la boca, mirando hacia atrás y rezando para que algún semáforo en rojo me permitiera encontrar un agujero en la hilera de coches que venían... :s. Pero no ha sido así como he conseguido incorporarme a la circulación de nuevo... ;o) Ha sido gracias a un ángel en forma de hombre de 60 largos dentro de una camio-furgoneta... buena gente... haberla hayla!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario