Debo explicar que a todo aquél al que le explicaba que iría a Brasil siempre dejaba caer algún comentario sobre enamorarse en Brasil (no sólo a mí, a mi madre también le hacían este tipo de comentarios. Que a ver cómo íbamos a hacer si alguna de las dos ligaba... ;o)). Y yo pensaba... Qué exagerados, y también pensaba que era una presión extrema ser brasileñ@... Que parece que el sex-appeal les tiene que rezumar por las orejas, la seducción por la boca, y la pasión por los poros de la piel!
Pero una vez de vuelta, y con la perspectiva que te da la distancia y el año que ha pasado... creo que es imposible no enamorarse de Brasil y de las personas que viven allí... Del jeito, del carácter abierto y directo, del orgullo patrio, del amor y cuidado que recibes, de la verdad que se palpa, de la música...
Yo también caí... Caí en las redes del agradecimiento, en las redes de la suavidad, en las redes del abrazo... Pienso en Brasil y siento amor y mucha gratitud. Qué saudade, y qué ganas de volver!!! Muchas gracias a Mar, Ricardo, Xavier, Ivone, André, Janaina, Roberta, Marcelle, Ana Caroline, Márcio, Paula y su mamá!
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