domingo, 7 de agosto de 2011

ells mai no ho farien...

Esta noche, mientras iba en la moto, he visto algo en el suelo... a medida que me acercaba he comprobado lo que me temía... en medio del carril de al lado había un gatito estirado, no se movía... estaba muerto, atropellado, era jovencito, atigrado y europeo.

(Inciso: utilizo el género masculino por uso lingüístico convencional, ya que al desconocer el sexo del minino podría estar utilizando todo el rato algo como "el/la posible gatito/a", però no quiero que se haga eterno este post ... so, go on).

Al bajar la velocidad, he podido ver como otro gato con las mismas características se dirigía por el mismo carril hacia el cuerpo... iba lento y sigiloso, como disimulando y aunque una pareja de personas lo seguían a la escena del crimen, parecía no importarle... hasta que ha estado lo suficientemente cerca como para olisquear a su compañero, y ha sido entonces cuando se ha ido corriendo dejando que la presencia humana lo espantara.

Esto me ha hecho acordarme de que en 5 días hará justo un año que aparecieron en la calle del pueblo donde veranea mi madre 3 gatitos abandonados. Después de periplos varios, operaciones de castración (por eso la oreja sesgada), y otras andaduras... mi madre adoptó a uno de los gatos... de hecho, a una de las gatas, se llama Lluna... es bonita, bonita... Luna, Lunera!!!



Y ya aprovechando pues... un pequeño homenaje a García Lorca, con una de las poesías que recité por Sant Jordi en el cole, every year, one poem:

ROMANCE DE LA LUNA LUNA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.


En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.


Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.


Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.


Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.


Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.


El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.


Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.


Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.


Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

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